El lobo feroz
RELATO XLI – El lobo feroz
Era martes y caminaba hacia el trabajo. Hacía un día precioso y simplemente estaba contenta y sonreía. Cuando estaba llegando, al girar una esquina, me encontré de frente a un chico al que conozco paseando a su perro.
Buff, qué pereza tener que saludar ahora a éste – pensé-.
Él enseguida se acerca y con tono despechado, asintiendo con la cabeza, me dice:
– ¡Hola, fea! Ya veo que vienes riéndote de mí…
– ¡Pero qué dices, si ni te había visto…! – respondo alucinando. Y pienso: no, si además de pesado está fatal.
Me agaché institivamente para salir del paso y saludar a su perro. Y le pregunto:
– ¿Cómo se llama?
– Lobo Feroz.
Me da la risa y vuelvo a preguntarle:
– En serio, ¿cómo se llama?
– ¡Lobo feroz! – Repite arrogante y dando un respingo.
Me acerco a acariciarlo y le digo en tono cariñoso:
– ¡Hola, Lobito Feroz!
Y, sin más, el perro me empieza a gruñir…
¡Grrrrrrrrrr!
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La siniestra historia de la calle de la cabeza…
Jajajajjajaja
Me encanta todo……..y el lobo……menos feroz, seguro.
Buenísimo, el lobor feroz era tan igual de pesado que el dueño jajajajaja.